Razones por las que es importante pensar en inglés cuando aprendes el idioma (incluso siendo principiante)

Cuando empezás a aprender un nuevo idioma, muchas veces te dicen que tenés que tratar de dejar de lado tu idioma nativo y empezar a pensar en el idioma que querés aprender. Pero ¿por qué? Y si todavía no sé ese idioma, ¿cómo voy a pensar en él?

Brenda Galán

28 de agosto de 2025

10 min de lectura
Dibujo animado de cerebro pensando

Cuando empezás a aprender un nuevo idioma, muchas veces te dicen que tenés que tratar de dejar de lado tu idioma nativo y empezar a pensar en el idioma que querés aprender. Pero ¿por qué? Y si todavía no sé ese idioma, ¿cómo voy a pensar en él?

En este blog te voy a contar por qué es importante pensar en el idioma que estás aprendiendo y también te voy a dar algunos consejos para empezar a hacerlo, incluso si recién estás comenzando.

Una de las principales razones por las que no deberías traducir constantemente entre el inglés y el español cada vez que querés hablar o escribir es que, al tratarse de dos idiomas distintos, las estructuras con las que organizamos las oraciones también son distintas. Si pensás primero en español y después traducís en tu cabeza, es mucho más probable que termines usando estructuras del español que no funcionan en inglés. Por ejemplo:

  • En español podemos omitir el sujeto sin problema, mientras que en inglés no:

    • En lugar de decir “Yo soy profesora”, podemos decir simplemente “Soy profesora” y está bien.
    • En inglés no podrías decir “Am a teacher”, porque el sujeto es obligatorio. Lo correcto sería “I am a teacher”.
  • Lo mismo pasa con el orden de los adjetivos:

    • En español decimos “una casa linda”, con el adjetivo después del sustantivo.
    • En inglés es al revés: “a beautiful house”.

Son diferencias sutiles pero importantes, y pensar directamente en inglés te ayuda a usarlas de forma más natural.

Otra razón para evitar la traducción palabra por palabra es que retrasa mucho tu fluidez. El tiempo que tardás en responder se duplica: primero pensás todo en español y después tenés que volver a pensarlo todo en inglés. En cambio, si intentás pensar directamente en inglés, aunque sea con frases simples que vayas aprendiendo, te vas acostumbrando a responder más rápido y con más seguridad.

Por otro lado, también hay un tema con lo que se llama “false friends” o “falsos amigos”: son palabras que se parecen mucho entre el español y el inglés pero que no significan lo mismo, y eso puede llevar a errores o malentendidos.

  • Ejemplo: “sensitive” en inglés no significa “sensato”, sino “sensible”.
  • Mientras que “sensible” en inglés significa “sensato”.

Algo parecido pasa con las expresiones idiomáticas. Muchas frases hechas no se traducen literalmente de un idioma a otro, porque el significado no tiene sentido si las traducís palabra por palabra. Por ejemplo, en inglés es muy común decir “It’s a piece of cake” para decir que algo es muy fácil. Si lo traducís directamente como “es un pedazo de torta”, nadie va a entender lo que querés decir. Este tipo de frases es mejor aprenderlas en contexto y empezar a usarlas tal cual, sin intentar traducir, porque le dan mucha más naturalidad a tu forma de comunicarte en inglés. Además, los matices y significados implícitos no siempre tienen un equivalente exacto entre un idioma y otro, y eso hace que muchas veces una traducción literal no transmita la misma idea y se pierda el sentido de lo que queremos comunicar. Si solo te guiás por la traducción literal, podés terminar diciendo cosas que no querés decir.

Una de las consecuencias más comunes de traducir mentalmente desde el español es que se generan errores muy típicos entre los hispanohablantes. Un ejemplo es decir “I have 30 years old” en lugar de “I am 30 years old”. Esto pasa porque en inglés y en español usamos combinaciones de palabras diferentes, llamadas “collocations”, que no siguen una regla fija pero que suenan naturales para los hablantes nativos. Aprender esas combinaciones como unidades completas, sin traducir, te ayuda a sonar más auténtico y correcto.

Además, pensar siempre en español puede afectar tu comprensión. Te volvés dependiente del idioma nativo y te frustras si no encontrás una palabra exacta para traducir. Y lo cierto es que muchas veces esa palabra equivalente exacta ni siquiera existe. Por eso, una mejor estrategia es empezar a relacionar lo que escuchás y leés con ideas, imágenes o situaciones concretas, en lugar de con palabras en español. De esa forma, no solo dejás de necesitar la traducción constante, sino que también desarrollás la habilidad de parafrasear, explicar o describir algo cuando no sabés (o no recordás) una palabra. Eso te da mucha más libertad para comunicarte.

Como ves, hay muchas razones por las que no es buena idea traducir todo del español al inglés cuando querés usar el idioma. Pero entonces, ¿cómo hacés para pensar en inglés si todavía estás en un nivel principiante o recién estás empezando?

En el próximo blog te voy a compartir tips y estrategias para que puedas hacerlo, sin importar tu nivel. No hay excusas, animate a sumergirte en el idioma desde el primer día.

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